Cillian Murphy, Naomie Harris, Noah Huntley, dirigida por Danny Boyle, UK 2002
Esa palabra tan eufónica, llena de calidez y que resuena como música celestial en los oídos frikis que es ZOMBI, por algún extraño motivo provoca repulsa y nauseas en los oídos “normales” y gótico-sinistro-fashion-romanticoides. Por ese motivo, el director Danny Boyle debió ingeniárselas a la hora de realizar un film de zombis… ¡sin zombis!, de hecho en 28 días no aparecen muertos vivientes de ninguna clase, pese a tener la misma estructura que ese tipo de películas. Los supuestos zombis resultan ser personas infectadas por un virus ultra-chungo en plan Estallido (¡Puag!). De todas formas, valoro ampliamente este intento del guionista Alex Garland por “naturalizar” una historia de zombis, despojándola de toda caspa y fantasía excesiva y dándole a todo una explicación lógica y racional, lo que la convierte en una historia única en su campo y quizá la más elegante desde Night of the Living Dead. Los homenajes a sus predecesoras no faltan, como el saqueo de un centro comercial, los militares desquiciados, el zombi encadenado para estudiarlo, Frank, el padre que sobreprotege a Hannah, su hija, Selena, la heroína dura y sufridora de raza negra… y no sólo homenajes a Romero, la historia comienza a lo Peter Jackson con el mordisco de un mono rarísimo, y se desarrolla con un ritmo 100% Dario Argento. La película en sí, destaca por los cuidadísimos pequeños detalles que siempre se escapan, como la falta de electricidad, y los recursos para conseguir agua, comida… ¡y diversión masculina!, la realista imagen de un Londres hueco, y la novedad de unos zombis más violentos, rápidos y mortales que nunca. ¿La lástima de todo el asunto? De los 10 finales que rodaron, eligieron el más tonto.
Esa palabra tan eufónica, llena de calidez y que resuena como música celestial en los oídos frikis que es ZOMBI, por algún extraño motivo provoca repulsa y nauseas en los oídos “normales” y gótico-sinistro-fashion-romanticoides. Por ese motivo, el director Danny Boyle debió ingeniárselas a la hora de realizar un film de zombis… ¡sin zombis!, de hecho en 28 días no aparecen muertos vivientes de ninguna clase, pese a tener la misma estructura que ese tipo de películas. Los supuestos zombis resultan ser personas infectadas por un virus ultra-chungo en plan Estallido (¡Puag!). De todas formas, valoro ampliamente este intento del guionista Alex Garland por “naturalizar” una historia de zombis, despojándola de toda caspa y fantasía excesiva y dándole a todo una explicación lógica y racional, lo que la convierte en una historia única en su campo y quizá la más elegante desde Night of the Living Dead. Los homenajes a sus predecesoras no faltan, como el saqueo de un centro comercial, los militares desquiciados, el zombi encadenado para estudiarlo, Frank, el padre que sobreprotege a Hannah, su hija, Selena, la heroína dura y sufridora de raza negra… y no sólo homenajes a Romero, la historia comienza a lo Peter Jackson con el mordisco de un mono rarísimo, y se desarrolla con un ritmo 100% Dario Argento. La película en sí, destaca por los cuidadísimos pequeños detalles que siempre se escapan, como la falta de electricidad, y los recursos para conseguir agua, comida… ¡y diversión masculina!, la realista imagen de un Londres hueco, y la novedad de unos zombis más violentos, rápidos y mortales que nunca. ¿La lástima de todo el asunto? De los 10 finales que rodaron, eligieron el más tonto.
Por Mawee
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